martes, julio 20

Museo del Ladrillo

Visita al Museo del Ladrillo

El primero en su tipo en Argentina y uno de los pocos en el mundo, está abierto al público desde principio de año. Su edificio centenario tiene cinco salas, donde se pueden encontrar ladrillos desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad, así como herramientas, maquinarias antiguas, planos y fotografías de la vieja fábrica Ctibor, fundada en 1905.

El Museo cuenta tres historias, por un lado describe la industria ladrillera argentina, la historia de una empresa familiar de inmigrantes de origen checo -los Ctibor- que ya va por su cuarta generación. Por último, habla del nacimiento y crecimiento de La Plata. Este Museo, Patrimonio de Interés Municipal desde 2007 y declarado de interés Provincial, se encuentra en la Calle 514 entre camino Centenario y camino General Belgrano, Ringuelet.

La llegada al Museo se realiza a través del emblemático Camino Centenario, desde donde puede verse la chimenea de 35 metros de altura y las antiguas instalaciones del horno Hoffmann. Ya sobre la calle 514, rodeado de un entorno verde se encuentra una vieja construcción de ladrillo de 250 m2 que funcionaba como la administración de la fábrica Ctibor. El ingreso al Museo se produce a través de una plaza de polvo de ladrillos acotada por pórticos de cerámicos contemporáneos.

PRIMERA SALA

Los nuevos productos de la firma Ctibor dirigen a los visitantes hacia la antigua escalera de ladrillos macizos, erosionados por las pisadas y con el sello Ctibor. Desde una terraza se accede a un flamante volumen de vidrio de 120 m2, que hace de hall de ingreso propiamente dicho. Se trata de un espacio cerrado con un muro cortina de alta tecnología, una respetuosa intervención sobre el patrimonio del edificio ya que muestra una clara cisura entre lo nuevo y lo viejo, evitando confusiones. Desde el espacio totalmente vidriado -incluyendo el techo- se accede al pasado a través de una sugestivamente pequeña puerta de madera. Esta primera sala, es una reconstrucción de época de las oficinas actividad empresarial, destacando a las cuatro generaciones que se hicieron cargo y llevan adelante la empresa. Este patrimonio familiar pasa a ser un modelo de historia que podría abarcar a varias familias platenses de inmigrantes, que forjaron el crecimiento de la ciudad.

La segunda sala relaciona los inicios del establecimiento fabril - 1905-, con los de la ciudad de La Plata. La historia y progreso de Ctibor están ligados al nacimiento y crecimiento de esa Ciudad, a las grandes obras de infraestructura y construcción de edificios públicos. La tercera sala desarrolla el proceso de producción industrializado del ladrillo en el siglo XIX y los cambios tecnológicos del siglo XX. Se exponen allí, además, colecciones de ladrillos históricos, matricería, maquinarias, herramientas, fotografías, voces y sonidos -a través de videos- de las primeras décadas del siglo XX.

HORNO HOFFMANN

La cuarta sala honra al Horno Hoffmann y sus chimeneas, hitos fundacionales de la planta y el poblado de Ringuelet declarados Patrimonio de Interés Municipal arquitectónico en 2007. Este espacio describe la última etapa en el proceso de fabricación del ladrillo, la cocción. El horno anular de Hoffmann, junto con la extrusora de Schliekeysen, es reconocido como una de las grandes y decisivas innovaciones del siglo XIX en la industria ladrillera.

La quinta y última sala muestra cómo es Cerámica Ctibor hoy, cuál es el proceso de fabricación en la actualidad en un concepto de la más alta tecnología y la automatización en serie desde su nueva planta en el Parque Industrial de La Plata. Se describe la transformación de la materia prima en ladrillos huecos, utilizando los cuatro elementos, tierra, agua, aire y fuego. Luego se sucede una galería semicubierta, donde se exhiben colecciones de ladrillos con sello Ctibor y otros que, por su valor histórico, estético o tecnológico se ganaron un lugar en el Museo. La Fundación Ctibor tiene un programa de donaciones de ladrillos de valor patrimonial y que hayan pertenecido a edificios significativos de todo el país.

En el subsuelo, bajo el cubo de vidrio, hay un auditorio para 50 personas que, destinado a actividades culturales y presentaciones para profesionales y empresarios. El Ciclo de Actividades 2010 comenzó recientemente con la conferencia magistral del Arq. Clorindo Testa, quien fue nombrado Padrino Honorífico de la Institución. Además de la colección permanente con objetos rescatados de las instalaciones, el Museo del Ladrillo propone otro tipo de visita cultural, con exposición de fotografías y pinturas. El Museo del Ladrillo está abierto jueves y sábados de 14:00 a 18:00 hs. Vale la pena conocer este museo, viaje al pasado de una familia, una industria y una ciudad. Para contactar a la empresa para que retire donaciones de ladrillos antiguos, se puede llamar al (0221) 491-5555 ó escribir a info@espacioctibor.com.ar Más información en www.museodelladrillo.com.ar y www.ceramicactibor.com.ar.


Museo Nacional de Arte Decorativo

Exposición de mayólicas italianas del siglo XVI y XXI. En Av.del Libertador 1902. Telefax (54-11) 4801-8248 / 4802-6606 / 4806-8306. Se exhiben piezas de la colección del Museo Internacional de las Cerámicas en Faenza que muestran en su forma y decoración la relación entre la música y la cerámica y como ésta a través de los siglos ha exaltado el arte musical y sus instrumentos, vinculándolos a protagonistas bíblicos, alegóricos y otras fuentes de inspiración.

La mayólica es una cerámica con un acabado vítreo especial y se cree que su nombre deriva de la isla de Mallorca que fue durante la Edad Media un centro importante de este tipo de cerámica. En el Antiguo Egipto y en Siria ya se conocía una cerámica de acabado exterior vítreo que los árabes aprendieron de estas civilizaciones en el siglo X y que difundieron por la Península Ibérica y Sicilia de donde pasó a Italia.
Palacio Barolo.

Visitas guiadas al Monumento Histórico Nacional, ubicado en Av. de Mayo 1370, inaugurado el 7 de julio de 1923, con una superficie de 16.630 m2 y 100 m de altura, por el arquitecto: Mario Palanti.

En 1918 el empresario italiano Luis Barolo le encargó a su compatriota Mario Palanti el diseño y construcción de un edificio que sería (hasta la construcción del Kavanagh en 1936) el más alto de Buenos Aires.

Las obras se iniciaron en 1919 y concluyeron en 1923. La planta tiene 32 metros de frente y 42 de fondo, con salidas a Avenida de Mayo e Hipólito Yrigoyen, calles entre las que corre un pasaje peatonal con locales comerciales.

El Barolo fue el primer edificio de armazón de hierro y está rematado por un faro giratorio de 300.000 bujías que, en la época en que no se había popularizado la radio, se usaba para transmitir noticias.

Tanto Palanti como Barolo eran admiradores de Dante y en el edificio hay referencias a la Comedia, como la división general del proyecto en tres partes, que se corresponden con el infierno, purgatorio y cielo del libro.

Además del Palacio Barolo, Palanti construyó en Buenos Aires el Hotel Castelar (1928, Av. de Mayo 1150), el Banco Francés-Italiano (en Perón y San Martín) y la casa de rentas de la esquina de Santa Fe y Callao. El Palacio Salvo (en Montevideo, Uruguay) es una obra gemela del Barolo.

Galerías Pacífico

Inauguradas en 1895, fueron construidas por los arquitectos Francisco Seeber y Emilio Bunge, en Florida y Av. Córdoba - Barrio: San Nicolás, siendo hoy uno de los paseos favoritos de los turistas y locales.-.

El edificio se hizo para alojar las tiendas Au Bon Marché Argentina, pero por problemas económicos, nunca llegaron a inaugurar y se instalaron en cambio varios comercios más pequeños. En diciembre de 1896, las galerías se transformaron en la primera sede del Museo Nacional de Bellas Artes; en 1908, el Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico adquirió parte del predio para sus oficinas y se lo comenzó a llamar Edificio Pacífico.

En 1945 fue remodelado por los arquitectos Jorge Aslan y Héctor Ezcurra. La obra separó el sector de oficinas del comercial, y se coronó con una cúpula de 450 metros cuadrados cubierta por murales de algunos de los artistas más prestigiosos del momento: Spilimbergo, Berni, Castagnino, Colmeiro y Urruchúa. Los doce paneles pintados conforman uno de los conjuntos murales más importante de Buenos Aires. El fresco de Antonio Berni (1905-1981) es uno de los más reconocidos.

Luego de años de abandono, las galerías fueron reformadas y reinauguradas en 1990 como centro comercial. Entonces se agregaron otros cuatro murales de: Rómulo Macció, Josefina Robirosa, Guillermo Roux y Carlos Alonso.En el edificio funcionan el Centro Cultural Jorge Luis Borges y el Estudio de danza Julio Bocca. 

Fuente: http://www.quilmespresente.com

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