sábado, noviembre 12

Presentaron el libro La ideología mestizante, el guadalupanismo y sus repercusiones


PAULA CARRIZOSA

Como un estudio “clarificador, crítico, interesante y útil”, calificaron Julio Glockner y Raquel Gutiérrez al libro La ideología mestizante, el guadalupanismo y sus repercusiones sociales. Una revisión crítica de la identidad nacional”, que resultó de una larga investigación compartida entre María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera y Jorge Gómez Izquierdo.
Los comentaristas, coincidieron en que el texto pone en la mesa los aspectos sociales, económicos y políticos que llevaron a crear, en el siglo XIX, el concepto de “mestizo” como parte de un proyecto de las “élites blanqueadoras” que buscaban homogeneizar a la sociedad, es decir, “blanquear a los indios”. De paso, el texto revisa la concepción de la virgen de la Guadalupe, que pasó de ser Tonantzin a ser “una virgen criolla”, una “señora mestiza”, hasta una figura icónica de la religiosidad migrante y zapatista.
En el edificio de la Aduana Vieja, con Agustín Grajales Porras como moderador de la presentación, se comentó esta coedición del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la UAP, y la Universidad Iberoamericana campus Puebla.
Durante 6 capítulos, los autores realizan “un estudio crítico…, que mira hacia algo ignorado en el país: el racismo”, como notó la maestra en Filosofía por la UNAM, Raquel Gutiérrez. Acotó que por medio de una revisión cronológica que comienza en la época colonial y concluye en los procesos globalizantes actuales, se hace énfasis en los conceptos de mestizaje y nación.
“El eje analítico del libro es esa calidad de la mezcla, que aparece referido a través del término mestizaje”, dijo la académica, y explicó que dicho concepto habla de ese carácter jerárquico, desigual y opuesto, que no reconoce las diferencias.
Por su parte, el antropólogo Julio Glockner, consideró que el texto ayuda a “comprender de que está hecha la historia de México”, por lo que su mérito es decir y cuestionar en voz alta, eso que llamamos el pasado del país. Simplemente, acotó, demuestra esa lógica racista que se volvió la genealogía de la praxis racista del poder y de la ideología mestizante.
Notó que a diferencia de la estratificación social en la época colonial, en la Independencia se enfatizó en la idea de que lo mestizo era algo “inferior”. Ese concepto, se reafirmaría después en el periodo pos revolucionario, y en sus élites que creían que para integrar a la población, era necesario destruir su pasado.
“A pesar de que decían elogiar a las culturas prehispánicas, discriminaban al indio. Su blanqueamiento ideológico fue también nacionalista, ya que esos rasgos indígenas eran auto denigratorios, racistas y machistas”, expresó Glockner.
Esa noción de “mestizo”, encontró eco en una imagen: la de la virgen de Guadalupe, una “virgen india, criolla, mestiza, migrante y zapatista”, como la definió el antropólogo.
Entrado el siglo XX, las “élites blanqueadoras” vieron en el mestizaje el desarrollo, el progreso y la modernidad que nada tenían que ver con el estancamiento campesino. Esa occidentalización, también incluía la religiosidad, por lo que se pugnó por terminar con la milenaria tradición indígena, que tenía un “tufo de magia”.
Dichas ideas mestizantes fueron respaldadas por los intelectuales –Clavijero, Mora, Pimentel o García Granados–, quienes exaltaban “la calidad de aguante y carga” de los mestizos, tal como lo hizo el presidente Vicente Fox en recientes fechas cuando mencionó que los mexicanos “realizaban labores que ni los negros querían”, como recordó Julio Glockner.
Además de ese racismo –basado en el color de piel, en la lengua y en la raza–, hubo una “discriminación alimentaria” que se demostró en los banquetes que ofreció el entonces presidente Porfirio Díaz, al celebrar el centenario de la Independencia.
“El indigenismo de entonces, consistía en mejorar la raza, es decir, en eliminar al indio”, enfatizó el experto, y luego recordó la frase que el presidente Lázaro Cárdenas dijo en 1940 durante una visita a Pátzcuaro: “Nuestra postura indígena, no está en conservar al indio como indio, sino en mexicanizar al indio”.
Resaltó que no fue sino hasta el movimiento zapatista, cuando se tuvo un pensamiento diferente: “que el indio no se desvaneciera, sino que siendo mexicano, permaneciera como indio”.
Para cerrar, María Eugenia Sánchez y Jorge Gómez opinaron sobre la publicación. La académica de la Ibero Puebla, expresó que lo “mestizo” es una clave de lectura para los problemas actuales que generan ese “malestar identitario general”. Notó que la virgen de Guadalupe sirve como un conecte de la espiritualidad y el consuelo, que comenzó desde la Conquista cuando Bernardino de Sahagún notó que los indios visitaban las iglesias no por la virgen, sino por Tonantzin, que se afianzó con los liberales, cuando la llamaron “nuestra señora mestiza”.
Mientras que Jorge Gómez, reiteró que el pensamiento y la forma de actuar de esas “élites blanqueadoras” tienen profundas raíces en la historia, en una cadena que comenzó con el color de la piel e hizo que se formara una “sociedad pigmentocrática”.
Sobre la imagen de la virgen de Guadalupe, dijo que su importancia radica en que fue fruto de una “originalidad religiosa” que le dio distancia a la naciente nación mexicana, con respecto a su matriz española y fue una reivindicación de la población, ya que en su culto cabían no sólo los mestizos, sino los negros, los criollos y las demás minorías culturales.