sábado, diciembre 10

De Ohio al Cabanyal para encontrar sus raíces

Un joven estadounidense consigue la nacionalidad española tras reconstruir el pasado de su abuelo, un exiliado valenciano que se asentó en EE UU en la década de los 40 del siglo XX




El joven estadounidense Dean Burrier, de 21 años, ha estado los últimos cinco años buscando a su abuelo valenciano al que no llegó a conocer. Tras reconstruir la historia de su antecesor Vicente Sanchis, Dean consigue la nacionalidad española y cumple su sueño de reencontrarse con sus raíces.

J. L. GARCÍA NIEVES El barrio de El Cabanyal, demasiadas ocasiones fuente de noticias asociadas al conflicto, sigue ofreciendo historias maravillosas. Esta empieza en Cleveland, Ohio (EE UU) y habla de memoria, sueños perseguidos, dos guerras y hasta un equipo de fútbol. La protagoniza Dean Burrier, un chico de apenas 21 años que ya ha vivido la aventura de su vida. Ha pasado los últimos cinco años «buscando a su abuelo», que es una forma, dice, de «descubrirse a sí mismo». Y se ha encontrado, a 6.600 km de casa. En Valencia.

Burrier no llegó a conocer a su abuelo Vicente Sanchis (1906-1987), un emigrante valenciano que pasó su juventud en El Cabanyal antes de buscar fortuna al otro lado del mundo alistándose en la Marina estadounidense. A finales de los años 40 se instaló en Ohio, se casó con una americana y tuvo dos hijas antes de divorciarse y morir. Una historia relativamente corriente hasta ahí. De hecho, su carácter «reservado» y la separación conyugal hicieron que Sanchis quedara arrinconado en el recuerdo familiar.

Sin embargo, como una llamada del destino, el joven estadounidense comenzó a sentirse atraído por la cultura de sus ancestros de forma casual y sin conocer el origen de su abuelo, a los 16 años, cuando visitó España por primera vez en un viaje de estudios. «No me enteré de que mi abuelo era de Valencia hasta después de este viaje, cuando me lo dijo mi madre al verme tan enamorado del país», recuerda ahora. Con el acicate del abuelo español, la curiosidad se convirtió en pasión y Burrier se empeñó en hacerse con la doble nacionalidad, acogiéndose a la ley de Memoria Histórica para descendientes de exiliados. «Me sentí llamado a hacer esto por mi abuelo, por mi familia en general, y por mí mismo. Siento que hemos perdido nuestro conocimiento de una gran parte de nuestra familia», explica el joven americano, que este año termina la carrera de profesor de castellano.

Fue al tomar esa decisión cuando el chico inició una odisea de varios años registrando archivos y bibliotecas militares que le permitieran reconstruir el trayecto de Vicente Sanchis. Y allí encontró la palabra, «Cabanal», escrita en un documento militar, y que le puso sobre la pista del barrio marinero. Existen lagunas en esa vida entre dos orillas, pero también muchas certezas en el relato.

Sanchis, de madre cabanyalera, nace en Estivella en 1906. Los censos lo sitúan en el barrio marinero durante la década de los años 10 y 20. Sin embargo, en 1925 y sin un motivo claro aunque tras una «dura adolescencia», el valenciano se enroca en la Marina americana y pasa varios años en Nicaragua. En plena Guerra Civil, en mayo 1938, Sanchis vuelve a España y se incorpora a la legendaria Abraham Lincoln, la brigada americana impulsada por el Partido Comunista de EE UU. En marzo del 39 es capturado en el Frente de Aragón y recluido en el campo de concentración de San Pedro de Cardeña (Burgos). De la guerra española salta a la Segunda Guerra Mundial alistado en el Ejército americano, lo que le vale para obtener la ciudadanía estadounidense en 1944, que firma con un nuevo nombre: Vincent Arlen.

Ya como estadounidense, el ciudadano Vincent se instala en Ohio, en la región cercana a Cleveland, «a poca distancia de lo que un historiador definió como una concentración de españoles en el siglo XX en el noroeste de Ohio», explica Burrier. Sobrevivió haciendo de casi todo: maestro, maquinista, empleado en un supermercado y hasta en una fábrica.

Apasionado hincha granota
Burrier logró recomponer la historia, pero el camino terminaba en un callejón sin salida: para poder nacionalizarse necesitaba documentar la españolidad de su abuelo con la partida de nacimiento. Pero de nuevo el destino le abrió otra puerta. Y ahí entra en juego el Levante UD. Porque Dean se convirtió en un apasionado hincha granota, que fue la forma que encontró para sentirse «más cercano, orgulloso y parte de El Cabanyal y los Poblados Marítimos». Gracias a ese vínculo su historia llegó a oídos de Joan Bosch y Rosa Maria Alcaina, también levantinos y estudiosos de la genealogía del Poble Nou de la Mar. Como caídos del cielo.

En pocos días hallaron la partida de nacimiento del abuelo Vincent y hasta fotografiaron las calles que había pisado en su juventud. «Me emociona pensar en cómo se han esforzado por mí, cuando en el principio sólo nos unía nuestro levantinismo y nuestras raíces cabañaleras», dice Dean sobre Rosa y Joan, sus «padrinos» valencianos. Con la partida en la mano, el joven americano completó su búsqueda el pasado 11 de noviembre, cuando el consulado de España en Chicago le concedía la nacionalidad española. La recibió con la bufanda del Levante anudada al cuello. Un «sueño de adolescencia» que le ha llevado a reencontrarse con sus raíces a la orilla del mar.