sábado, febrero 11

A los 99, camina, lee y disfruta de la vida

Si no fuera porque ella misma lo cuenta, nadie podría decir a simple vista que María Gabriela Calderón de la Barca de Zimmermann cumplirá 100 años dentro de tres miércoles. Muy coqueta, recibió ayer a LA NACION en el parque de su casa de San Isidro. "Tuve una vida normal y bastante sana. Los médicos me sacaron los remedios hace poco. Dicen que estoy muy bien -cuenta-. Eso sí, soy muy rica en cariño."
No es para menos. Cuando toda la familia se reúna para celebrar su cumpleaños, habrá que usar más de una mesa porque la convocatoria suma 11 hijos (tuvo 12, pero una murió), 54 nietos y 65 bisnietos... "Pero tendría que volver a contarlos [a los bisnietos] porque hay como seis panzas más en la familia", aclara de inmediato.

Una familia tan numerosa no le deja demasiado tiempo libre. Va a misa todos los días, sus nietos la invitan a almorzar o cenar, y dos veces por semana hace yoga con una profesora. "Bueno, es el yoga que puedo hacer -se excusa-, pero me hace bien. Así peleo contra la artrosis."
Además lee LA NACION a diario y muy a fondo: "Me interesa mi patria -dice, y se conmueve-. Todo se repite, pero con distintos personajes. Noto que hay como una ola de ignorancia, a la vez que una gran necesidad de mostrar y mostrarse, de show-off. Sí avanzamos en los descubrimientos, como en la medicina y la electrónica. Pero como civilización, volvemos hacia atrás".
También cuenta que le gustaría salir a caminar más seguido. Cuando lo hace, elige una vereda "que esté lisa", para evitar un tropezón, aunque cuando camina lo hace con paso seguro. Tampoco necesita ayuda para sentarse o levantarse de la silla que utiliza durante la entrevista.
Todos los días, María Gabriela, a la que todos llaman "Tuntén", se despierta entre las ocho y las nueve, pero duerme siesta de tres a cinco de la tarde. Es una costumbre que mantiene desde que amamantaba a sus hijos. Ahora se autodefine noctámbula. Es que la noche es el momento en el que lee y escribe, sin que suene el teléfono. "Escribo lo que me gusta y también lo que me disgusta -dice-. Ahora, le estoy respondiendo 15 preguntas que me hizo uno de mis nietos en un cuaderno. Las llama «Las preguntas del corazón»; quiere que le cuente cosas como qué me sorprende, qué pienso de la vida, qué es la familia, el amor. Ya respondí siete...".
Cuando se le pregunta si disfruta de la vida, Tuntén contesta con un enérgico "sí" . Y con una sonrisa..

Fuente LaNacion

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