sábado, octubre 20

Una historia del Che que reivindica su raíz argentina

En "La historia del Che", Lucía Alvarez de Toledo arma una biografía que abreva en testimonios de familiares y amigos, el viaje a lugares claves del itinerario guevarista y la lectura de otros escritos sobre el revolucionario argentino para constatar esa imagen tan   excepcional forjada de antemano cuando supo de la existencia de Ernesto Guevara.
Esa cercanía con el personaje, relacionada con la identidad argentina, es el hilo conductor de esta biografía escrita primero en inglés (Quercus) y ahora en español (Planeta) por la autora, intérprete que trabaja para la ONU y la BBC, entre otros organismos.

"Es un libro escrito en mi cabeza antes de recorrer lugares que formaron parte de su itinerario y de entrevistar a los que lo conocieron. Y cuando hablé con personas que estuvieron cerca de él en Cuba, siempre fue un dialogo al cual yo contribuía con aspectos del Che, cuyo origen argentino/porteño no habían sido percibidos", cuenta en una entrevista, vía mail, a Télam.

"Claro que Calica Ferrer, amigo de la infancia y juventud, me aportó datos validos para comprender como el Ernesto de esos primeros años se convertiría en el Che", apunta.

- Subrayás la nacionalidad argentina del Che, desde la interjección que lo identifica hasta su modo de hablar y su idiosincrasia muy de nuestra tierra. Esta raíz tan argentina, ¿Cómo se conjuga con su experiencia internacionalista?

- Yo quise subrayar que el Che es nuestro porque el mero hecho de que fuera mi compatriota me arregló la vida. Me crié entre ingleses, y por donde mirara los argentinos éramos de segunda hasta que apareció Ernesto Guevara. Era un Comandante de un ejército rebelde, luchaba contra un dictador financiado por los yanquis en una isla lejana (luchaba por un pueblo que no era el suyo, como Simón Bolívar) y no era rubio ni hablaba inglés. Y el mundo entero se tuvo que fijar en él.

En cuanto a su gesta internacionalista, ya lo había dicho Marx: Los oprimidos somos todos hermanos. Al sur del río Grande somos un mismo pueblo mestizo y moreno, esto lo dijo el Che. Además los argentinos tenemos un ejemplo que no podemos ignorar. San Martín luchó en Bailen como cadete del ejército español y  tenía los restos de una bala en un pulmón, lo cual no le impidió cruzar los Andes a caballo doce veces, organizar tres ejércitos y llevar la lucha contra los imperialistas hasta Guayaquil. El Che también tenía problemas pulmonares graves que jamás le impidieron hacer lo que su conciencia le dictaba.

- ¿Qué de nuevo te arrojó este abordaje personal del Che?

- Me confirmó la imagen que ya tenía. Es como si lo hubiera intuido. Pertenecíamos a la misma clase social, frecuentábamos los mismos lugares, vivimos bajo las mismas influencias políticas. Todo lo que leía me enriquecía la imagen pero no me la cambiaba. Me completaba el panorama que ya existía en mi cabeza.

- ¿Cuál de los testimonios influyó más en el relato?

- Teníamos un amigo en común, Pepe González Aguilar, que no solo lo conoció de chico (era miembro de una familia de republicanos españoles que llegaron a Córdoba cuando los Guevara vivían allí) sino que lo siguió a Cuba donde hizo cine y periodismo. Pepe y yo recopilamos por años material y fotografías para un documental.

- ¿Quiénes fueron los entrevistados que más te conmovieron?

- Como intérprete en el Reino Unido, donde vivo, he trabajado para muchos cubanos. Me conmovieron las historias de hombres que ahora viajaban en calidad de funcionarios, pero cuando surgía el tema del Che siempre alguno había luchado en la Sierra. Y no solamente lo admiraban por su coraje, sino que contaban anécdotas que ilustraban su humor, su capacidad de reirse de sí mismo.

- ¿Qué fue lo que más te costó y por qué?

- El capítulo sobre el Congo. El Che inicia su relato diciendo: "Esta es la historia de un fracaso". Pero la historia demostró que no tenía razón. El análisis detallado que él mismo hizo de su gesta le sirvió a Fidel Castro para comprender la situación en esa zona y modificar el tipo de ayuda. La participación de Cuba en las luchas de emancipación ayudaron a desmantelar el apartheid (lo dice Nelson Mandela) y contribuyeron a la independencia de Angola, de Namibia y de Guinea Bissau.
- ¿Y si tuvieras que elegir una etapa del Che?

- La de Sierra Maestra. Porque esa experiencia de dos años es la que le permite desarrollarse y ahí se convierte en el Che. Tiene que hacer uso de sus conocimientos médicos en situaciones extremas, cuidando de sus hombres heridos y de los guajiros que habitan la región. Les enseña a leer y escribir a sus hombres, construye un campamento modelo donde se fabrican granadas, se hornea pan, se cosen uniformes, y cuando el enemigo se lo destruye, lo vuelve a construir en otro lugar más protegido. Demuestra su capacidad de liderar, de planificar, de escribir -su diario de la lucha revolucionaria es un best seller-, de construir para el futuro.

- ¿Cómo ha sido resignificada la memoria del Che, a 45 años de su muerte? ¿Tuviste que lidiar con el mito para descubrir al Che?

- Como dice la embajadora cubana María Florez: el Che no dejará de tener vigencia nunca. Cada nueva generación encontrará en él algo distinto para dar respuesta a sus inquietudes.

No tuve que lidiar con el mito porque yo llegué al Che a partir de Ernesto Guevara de la Serna. Para mí fue siempre ese muchacho a quien había visto jugar al rugby en San Isidro, un vecino de mi barrio (vivía en Araoz y Mansilla y yo en Billinghurst y Arenales), aunque no nos conocimos entonces.

Eso del mito es un invento de aquellos que necesitan que sea un personaje irreal para que ni se nos pase por la cabeza que podemos imitarlo, aprender sus lecciones. Lo más importante del Che es que no traicionó sus ideales, fue siempre fiel a sí mismo. Podrás no estar de acuerdo con sus postulados pero no podés dejar de ver su grandeza de alma. Y sí, insisto, es nuestro. Es un producto de nuestra tan vilipendiada y maltratada Argentina. Y a mucha honra.

viernes, octubre 19

Chacu: multitud de naciones. Lenguas indígenas en el Gran Chaco argentino
El Museo intenta, con esta exposición, difundir el conocimiento sobre un conjunto de lenguas indígenas, mostrando la riqueza lingüística y cultural de la región. 

El Gran Chaco es una región que incluye zonas de Brasil, Paraguay, Bolivia y Argentina donde se hablan alrededor de 30 lenguas. En el territorio argentino ocupa las provincias de Formosa, Chaco, Salta, Santa Fe y Santiago del Estero, lugar donde se presenta la mayor concentración de pueblos indígenas del país. Allí residen nueve pueblos originarios en total, con sus nueve lenguas: mocoví, pilagá, qom, chorote, nivaclé, wichí, vilela, tapiete y ava-guaraní.

El Gran Chaco argentino constituye un área cultural en la que la interacción permanente entre distintos grupos humanos durante siglos ha generado rasgos compartidos en la organización sociopolítica, así como en los rituales, la música y la cosmología. Por el mismo motivo también forma un área lingüística, con rasgos comunes y al mismo tiempo, con diferencias respecto a otras lenguas originarias vecinas.

El Museo intenta, con esta exposición, difundir el conocimiento sobre un conjunto de lenguas indígenas, mostrando la riqueza lingüística y cultural de la región.
En el recorrido se puede, a través de una pantalla interactiva, acceder a audios, videos y textos que dan cuenta de la riqueza cultural de cada comunidad.

Y a través de juegos, se puede acceder a las lenguas, para acercarse a las peculiaridades y los rasgos de éstas. En un sector, se puede jugar con el Círculo Mítico, que narra el mito del Gran fuego según cuatro pueblos, mostrando sus diferencias y similitudes. Un audiovisual cuenta la historia y la cultura de los pueblos del Gran Chaco Argentino. Además, se explican y muestran las particularidades lingüísticas de la lenguas, con ejemplos léxicos, morfológicos y sintácticos. Se exhiben también libros de vocabularios, pedagógicos e históricos.

Argentina es un país plurilingüe ya que se hablan con distinto grado de vitalidad quince lenguas indígenas americanas, además del español y las lenguas de inmigración. Sin embargo, muchas de ellas son desconocidas. Este recorrido intenta dar cuenta de la existencia de las lenguas del Gran Chaco.

Chacu: multitud de naciones. Lenguas indígenas en el Gran Chaco argentino
Sala de exposiciones temporarias Leónidas Lamborghini
Museo del libro y de la lengua de la Biblioteca Nacional
Av. Las Heras 2555 
4808-0090 | museodellibro@bn.gov.ar
Horario: Martes a domingo de 14 a 19 hs.

martes, octubre 16

Un historiador asegura que familiares de Colón vivían en Huelva antes de 1492


Huelva, 10 oct (EFE).- Familiares de Cristóbal Colón vivían en la provincia de Huelva antes del descubrimiento de América, lo que pudo servir de elemento de atracción para que el marino eligiera este lugar para iniciar el viaje transatlántico, según David González, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Huelva.

En declaraciones a Efe, González ha explicado que ha encontrado unos documentos durante sus investigaciones que confirman los vínculos de la familia de Colón con la localidad de San Juan del Puerto (Huelva), concretamente de la que fuera hermana de su mujer, Briolanja Moniz.
Partiendo de una referencia anterior sobre un apunte de contabilidad del año 1493 sobre el arrendamiento de unas tierras en San Juan del Puerto a la cuñada del marino, ahora González ha descubierto otro que demuestra que esta mujer "está instalada en esas tierras en fechas anteriores a 1492".
Se trata, ha explicado, de tierras que poseía el municipio en bienes comunales que fue arrendada a Moniz por orden del Conde de Niebla, según se precisa en el asiento encontrado por el historiador.
Asimismo, en otro documento, un privilegio de 1484 se indica la delimitación de esa propiedad que después pasa a manos de Moniz: "Hemos llegado a la conclusión, a la luz de la descripción efectuada en dicho documento que se trata de una propiedad muy extensa, de varios kilómetros".
González ha destacado la importancia de este hallazgo ya que "vendría a confirmar que la existencia de la familia en Huelva es, junto a la presencia de expertos marinos en la zona, el elemento de atracción que determinó que Colón se desplazará hasta esta provincia para desde aquí" comenzar su viaje.
Asimismo, ha indicado que estos documentos proporcionarían "un nuevo lugar colombino al mapa de la provincia" ya que se delimita con exactitud, y se cree que fue en estas tierras donde Colón dejó, al cuidado de su cuñada, a su hijo Diego mientras el desarrollaba su travesía.
(Agencia EFE)

domingo, octubre 14

Genealogía de los descendientes Incas

Esta semana que termina, el genealogista holandés Ronald Elward comenzó a publicar una serie de reportajes en los que presenta por primera vez a los últimos descendientes vivos de los Incas, los antiguos gobernantes del imperio del Tawantinsuyo  (cuatro 'suyos' o regiones).
El primer reportaje de Elward fue publicado en el diario El Comercio, que ha patrocinado la investigación durante los últimos tres años, y cuenta la historia de los Tisoc, descendientes del linaje del tercer inca, Lloque Yupanqui.
María Antonieta Callo Tisoc, de 79 años, pertenece a una de las pocas familias que aún conservan documentos que prueban la historia de sus antepasados, entre ellos unas cartas de 1844, redactadas por Mariano Tisoc Sayretupa para pedirle a las autoridades la devolución de las antiguas tierras de su familia.
Como descendientes de Lloque Yupanqui, indica Elward, los Tisoc fueron enviados en 1570 por los conquistadores españoles a la parroquia del Hospital de Naturales de Cuzco.
Sus descendientes tuvieron, posteriormente, las mejores tierras en las zonas de San Jerónimo y San Sebastián e incluso uno de ellos, Clemente Tisoc, es mencionado en el diario del viajero inglés Clements Markham.
"Los únicos descendientes en línea masculina de la familia imperial inca son Clemente Tisoc y su hijo, que viven en el pueblo de San Jerónimo, cerca del Cusco. Se dice que Clemente es un experto botánico", señaló el inglés en 1853.
Elward asegura que Markham desconocía que "en esa época había muchos más descendientes reales" de los incas y que María Antonieta "es la tercera en una línea de mujeres de la familia Tisoc que se han dedicado a guardar la memoria de sus antepasados".
María Antonieta sucedió en esa tarea a su madre, María Cleofé Tisoc Alfaro, quien a su vez había sido la principal heredera de su tía Carlota Tisoc Salas.
La mujer, una enfermera ya retirada, aseguró que está haciendo un árbol genealógico de su familia, aunque dijo que esa tarea "no es nada fácil".
La investigación de Elward continuará durante los próximos domingos con las historias de las familias Huamanrimachi, Sinchi Roca y Ramos Titu Atauchi Obando, los descendientes vivos de los Incas Yáhuar Huácac, Wiracocha y Huayna Cápac, según anunció El Comercio. (EFE).

 Por Redacción Central | - Los Tiempos - 14/09/2012