lunes, marzo 25

Máxima, una reina con sangre italiana, francesa y vasca

Una investigación realizada con el aval de la familia de Máxima Zorreguietare construyó los ancestros maternos de la próxima reina de la Casa de Orange.


En Argentina, a miles de kilómetros de la próxima reina de Holanda, hay una mujer que sabe más acerca del pasado de Máxima Zorreguieta Cerruti que la misma Máxima. Hace dos años, Analía Montórfano, genealogista, con el aval de la familia, se dedicó a averiguar sobre todos los ancestros maternos de la que será la primera argentina en convertirse en monarca gracias a la abdicación del trono de la reina Beatriz de Holanda a favor de su hijo, Guillermo Alejandro, casado con Zorreguieta.
La próxima soberana proviene de una típica familia argentina, mezcla de sangre italiana, francesa y vasca, de la que varios datos llaman la atención: en los Cerruti, la medicina se transmitió casi como un mandato familiar; las mujeres estudiaron libremente y algunas, como Esther Cerruti, fueron capaces de divorciarse y volverse a casar a pesar de transitar las primeras décadas de 1900. Una familia que se estableció en Pergamino, lugar en el que sus ancestros todavía son recordados.
"Saber de nuestros antepasados es revivirlos, reescribirlos y sacarlos del olvido. Es una manera de entender las relaciones que nos permitieron existir", dice Montórfano, miembro correspondiente del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas y quien ha dedicado los dos últimos años a este estudio. "Empecé indagando sobre mi pasado suizo francés y ahora cada investigación la tomo como si se tratara de mi familia", cuenta.
Para los genealogistas la investigación de los ancestros de una persona se convierte en su propia vida. Es como un vicio que se alimenta de información que durmió por años en archivos, que estuvo durante siglos esperando ser encontrada en escuelas, puertos, hospitales, escribanías o iglesias de cualquier parte del mundo. "Son documentos que tocaron, firmaron y vieron nuestros ancestros y que ahora podemos evidenciar nosotros. Es una especie de conexión que no se puede explicar", dice la investigadora.
Para armar el rompecabezas de la historia familiar materna de Máxima -la línea de los Zorreguieta ha sido objeto de otros estudios-, Montórfano recurrió a los recuerdos en forma de relatos contados desde Rosario y a retazos por Esther Cerruti, de 90 años, hija de Tomás Cerruti, el hermano de Santiago Anastasio Cerruti, el bisabuelo de Máxima. Esther le ofrecía algunas pistas por las cuales empezar a recolectar la información. "Nuestras herramientas y punto de partida son las actas de nacimiento, matrimonio y defunción. De todas formas, con la familia de Máxima tuve la suerte de hablar con familiares abiertos a contar acerca de su pasado", comentó.

Mapa familiar

La familia Cerruti llegó a la Argentina desde Génova a partir de 1850. El primero en llegar fue Giacomo Cerruti, el tatarabuelo de María del Carmen Cerruti Carricart, madre de Máxima, y luego arribaron varios de sus hermanos. Giacomo, que posteriormente castellanizó su nombre como Santiago, era negociante y rentista. Llegó el 17 de febrero de 1850 y se estableció en San Nicolás de los Arroyos, donde se casó con Rita Ponce de León, con quien tuvo 4 hijos: Santiago, fallecido al año y medio, Rita, Tomás y Santiago Anastasio, el bisabuelo de Máxima.
San Nicolás era en 1869 la segunda ciudad de la provincia de Buenos Aires con un puerto de cierta importancia. Allí, los Cerruti tenían una casa que en ese entonces costaba cerca de 100.000 pesos y una isla en el Delta, que conservaría su hijo Tomás, quien la llamó isla Laura. El párroco de San Nicolás, Bartolomeo Cerruti, era el hermano de Santiago (Giacomo). En 1883 Santiago y Rita se trasladaron a Chiavari, Liguria, Italia, donde vivieron cinco años junto a sus tres hijos y a Simón Lucero, un sirviente de origen africano, al que apreciaban como a un miembro más de la familia. Regresaron a Argentina el 5 de julio de 1888.
"A la memoria de mi padre. A mi madre. A mi hermana. A mi colega y hermano Tomás Cerruti", reza la tesis doctoral de Santiago Anastasio, hijo de Giacomo, quien se recibió en 1896 con mención honorífica como médico. En el acta de matrimonio que Montórfano consiguió y que se conserva en la iglesia Nuestra Señora de la Merced, consta que dos años después de graduarse Santiago se casó con María de Las Mercedes de Sautu, Mameche, con quien tuvo 9 hijos, 8 de ellos nacidos en Pergamino; entre ellos, el abuelo de Máxima, también médico, Jorge Horacio Cerruti De Sautu.
Recién casado actuó con el grado de teniente primero como cirujano del Ejército Argentino y por este trabajo estuvo radicado en la ciudad de Buenos Aires. En 1907 volvió definitivamente a Pergamino donde llegó a ser director del hospital San José.
Jorge Horacio, el hijo número 6 de la pareja, nació en 1911 y se convirtió como su padre en médico anestesiólogo y hacendado en Pergamino. Se casó con María Del Carmen Carricart Cieza, la abuela de la actual princesa de Holanda. Los Carricart, de origen vascofrancés, provienen de la pequeña población de Ainharp, Mauleon, en los Pirineos atlánticos.
En la investigación se descubrió un nexo inesperado. Según los documentos, la tatarabuela de Máxima, Ana (Juana) Etchart Idiart, es hermana del bisabuelo de Fernando Bravo, Arnaud Etchart Idiart, o Arnaud Etchart dit Begorre. Es decir, que al menos en documentos históricos, la Princesa y el periodista se pueden considerar primos lejanos.
"Analía hizo un trabajo de investigación admirable. Siempre este tipo de búsquedas te llevan a límites insospechados. Este fue uno de ellos, pues yo no sabía de la cercanía en el tiempo y parentesco con la familia de Máxima. Fue una sorpresa", dijo Bravo. "No he tenido ningún contacto y lo atesoro como una anécdota más de las muchas que me deparo saber de mis antepasados", agregó.
El impulsor de esta investigación fue Juan Zorreguieta, el hermano menor de Máxima, quien ahora está en Europa. "Es realmente muy interesante la investigación, sobre todo por los datos sobre las vidas y profesiones de nuestros antepasados", dijo. ¿Está Máxima al tanto de este estudio? En principio, no: "Acabo de ver la investigación y no se la he enviado a nadie aún", cuenta.
Los resultados de la investigación serán públicos en el próximo Congreso Internacional de Genealogía en Salt Lake City en octubre, pero la intención de completar mayor información de esta familia seguirá en marcha. "La genealogía es un estudio que no acaba, siempre hubo alguien antes del que queremos saber más y más", concluye Montórfano.
E n Argentina, a miles de kilómetros de la próxima reina de Holanda, hay una mujer que sabe más acerca del pasado de Máxima Zorreguieta Cerruti que la misma Máxima. Hace dos años, Analía Montórfano, genealogista, con el aval de la familia, se dedicó a averiguar sobre todos los ancestros maternos de la que será la primera argentina en convertirse en monarca gracias a la abdicación del trono de la reina Beatriz de Holanda en favor de su hijo, Guillermo Alejandro, casado con Zorreguieta.
La próxima soberana proviene de una típica familia argentina, mezcla de sangre italiana, francesa y vasca, de la que varios datos llaman la atención: en los Cerruti, la medicina se transmitió casi como un mandato familiar; las mujeres estudiaron libremente y algunas, como Esther Cerruti, fueron capaces de divorciarse y volverse a casar a pesar de transitar las primeras décadas de 1900. Una familia que se estableció en Pergamino, lugar en el que sus ancestros todavía son recordados.
"Saber de nuestros antepasados es revivirlos, reescribirlos y sacarlos del olvido. Es una manera de entender las relaciones que nos permitieron existir", dice Montórfano, miembro correspondiente del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas y quien ha dedicado los dos últimos años a este estudio. "Empecé indagando sobre mi pasado suizo francés y ahora cada investigación la tomo como si se tratara de mi familia", cuenta.
Para los genealogistas la investigación de los ancestros de una persona se convierte en su propia vida. Es como un vicio que se alimenta de información que durmió por años en archivos, que estuvo durante siglos esperando ser encontrada en escuelas, puertos, hospitales, escribanías o iglesias de cualquier parte del mundo. "Son documentos que tocaron, firmaron y vieron nuestros ancestros y que ahora podemos evidenciar nosotros. Es una especie de conexión que no se puede explicar", dice la investigadora.
Para armar el rompecabezas de la historia familiar materna de Máxima -la línea de los Zorreguieta ha sido objeto de otros estudios-, Montórfano recurrió a los recuerdos en forma de relatos contados desde Rosario y a retazos por Esther Cerruti, de 90 años, hija de Tomás Cerruti, el hermano de Santiago Anastasio Cerruti, el bisabuelo de Máxima. Esther le ofrecía algunas pistas por las cuales empezar a recolectar la información. "Nuestras herramientas y punto de partida son las actas de nacimiento, matrimonio y defunción. De todas formas, con la familia de Máxima tuve la suerte de hablar con familiares abiertos a contar acerca de su pasado", comentó.
La familia Cerruti llegó a la Argentina desde Génova a partir de 1850. El primero en llegar fue Giacomo Cerruti, el tatarabuelo de María del Carmen Cerruti Carricart, madre de Máxima, y luego arribaron varios de sus hermanos. Giacomo, que posteriormente castellanizó su nombre como Santiago, era negociante y rentista. Llegó el 17 de febrero de 1850 y se estableció en San Nicolás de los Arroyos, donde se casó con Rita Ponce de León, con quien tuvo 4 hijos: Santiago, fallecido al año y medio, Rita, Tomás y Santiago Anastasio, el bisabuelo de Máxima.
San Nicolás era en 1869 la segunda ciudad de la provincia de Buenos Aires con un puerto de cierta importancia. Allí, los Cerruti tenían una casa que en ese entonces costaba cerca de 100.000 pesos y una isla en el Delta, que conservaría su hijo Tomás, quien la llamó isla Laura. El párroco de San Nicolás, Bartolomeo Cerruti, era el hermano de Santiago (Giacomo). En 1883 Santiago y Rita se trasladaron a Chiavari, Liguria, Italia, donde vivieron cinco años junto a sus tres hijos y a Simón Lucero, un sirviente de origen africano, al que apreciaban como a un miembro más de la familia. Regresaron a la Argentina el 5 de julio de 1888.

Huellas familiares

"A la memoria de mi padre. A mi madre. A mi hermana. A mi colega y hermano Tomás Cerruti", reza la tesis doctoral de Santiago Anastasio, hijo de Giacomo, quien se recibió en 1896 con mención honorífica como médico. En el acta de matrimonio que Montórfano consiguió y que se conserva en la iglesia Nuestra Señora de la Merced, consta que dos años después de graduarse Santiago se casó con María de las Mercedes de Sautu, Mameche, con quien tuvo 9 hijos, 8 de ellos nacidos en Pergamino; entre ellos, el abuelo de Máxima, también médico, Jorge Horacio Cerruti De Sautu.
Recién casado actuó con el grado de teniente primero como cirujano del Ejército Argentino y por este trabajo estuvo radicado en la ciudad de Buenos Aires. En 1907 volvió definitivamente a Pergamino, donde llegó a ser director del hospital San José.
Jorge Horacio, el hijo número 6 de la pareja, nació en 1911 y se convirtió como su padre en médico anestesiólogo y hacendado en Pergamino. Se casó con María del Carmen Carricart Cieza, la abuela de la actual princesa de Holanda. Los Carricart, de origen vascofrancés, provienen de la pequeña población de Ainharp, Mauleon, en los Pirineos atlánticos.
En la investigación se descubrió un nexo inesperado. Según los documentos, la tatarabuela de Máxima, Ana (Juana) Etchart Idiart, es hermana del bisabuelo de Fernando Bravo, Arnaud Etchart Idiart, o Arnaud Etchart dit Begorre. Es decir, que al menos en documentos históricos, la princesa y el periodista se pueden considerar primos lejanos.
"Analía hizo un trabajo de investigación admirable. Siempre este tipo de búsquedas te llevan a límites insospechados. Éste fue uno de ellos, pues yo no sabía de la cercanía en el tiempo y parentesco con la familia de Máxima. Fue una sorpresa", dijo Bravo. "No he tenido ningún contacto y lo atesoro como una anécdota más de las muchas que me deparó saber de mis antepasados", agregó.
El impulsor de esta investigación fue Juan Zorreguieta, el hermano menor de Máxima, quien ahora está en Europa. "Es realmente muy interesante la investigación, sobre todo por los datos sobre las vidas y profesiones de nuestros antepasados", dijo. ¿Está Máxima al tanto de este estudio? En principio, no: "Acabo de ver la investigación y no se la he enviado a nadie aún", cuenta.
Los resultados de la investigación serán públicos en el próximo Congreso Internacional de Genealogía, en Salt Lake City, en octubre, pero la intención de completar mayor información de esta familia seguirá en marcha. "La genealogía es un estudio que no acaba, siempre hubo alguien antes del que queremos saber más y más", concluye Montórfano..

Fuente:
Por Carolina Castillo Marin  | Para LA NACION

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