viernes, febrero 8

Ruiloba ya tiene digitalizado el padrón de los siglos XVII y XVIII

Realizado por la asociación Cántabra de Genealogía

Se componen de alrededor de 400 páginas que han sido fotografiadas y convertidas a archivos pdf

La Asociación Cántabra de Genealogía (Ascagen) ha llevado a cabo la digitalización de dos legajos – números 76 y 77- en los que se encuentran los padrones de Ruiloba de los siglos XVII y XVIII, ordenados del más moderno al más antiguo. El objetivo, según informó el presidente de la Asociación, Íñigo Aguilar, es “facilitar la labor a investigadores y aficionados a la genealogía”.
Los legajos se componen de alrededor de 400 páginas que han sido fotografiadas y convertidas a archivos pdf. El alcalde de Ruiloba, Gabriel Bueno, recibió ayer los documentos digitalizados del presidente de la Asociación, a quien agradeció su labor y obsequió con una maqueta de Nuestra Señora de los Remedios. “Pronto estarán a disposición de todos los vecinos”, explicó Bueno.
El trabajo supone poner en valor el patrimonio histórico de la localidad. La intención del alcalde ahora es colocar los legajos en una vitrina “para que estén a la vista de todos los vecinos”. Los padrones, entre los que han aparecido algunos expedientes de hidalguía, “se encuentran en perfecto estado de conservación y muy buena legibilidad”, explicó Aguilar.
En el legajo número 77, correspondiente al siglo XVIII, se encuentran los expedientes de hidalguía de don José Bernardo de Tagle Bracho (1.715) y don Antonio Gutiérrez de San Juan (1.784). En el número 76, correspondiente al siglo XVII, los expedientes de hidalguía encontrados pertenecen a don Antonio de la Maza (1.613) y don Pedro Pérez Vitores Barreda (1622). La Asociación se ha encontrado con un baile de fechas entre padrones y expedientes de hidalguía motivado, señaló Aguilar, “porque algunas veces, un vecino quedaba olvidado en el padrón o se le anotaba por pechero”. Unos años después, el interesado reclamaba o presentaba una real provisión de hidalguía y se llevaban a cabo las gestiones necesarias para inscribirlo como correspondía. “Esto provoca que algunos documentos con un determinado año realmente corresponden al padrón antecedente”.
En otras ocasiones, un vecino presentaba ante la justicia su real provisión de hidalguía para que en el próximo padrón se incluyera como hidalgo, por lo que estos documentos pertenecen al padrón posterior a la fecha.
Desde Ascagen agradecieron al alcalde “la amabilidad” para autorizar a la asociación la digitalización de estos legajos, así como el uso posterior de la digitalización “para el mejor cumplimiento de nuestros objetivos societarios”. El presidente de la entidad agradeció también su labor a los socios que han intervenido en este proyecto.

martes, febrero 5

Próceres y negreros

El puerto de A Coruña fue uno de los vértices del tráfico triangular con esclavos a América, origen de las grandes fortunas de la ciudad.

 
Solo en un quinquenio, hubo al menos 25 expediciones negreras en Galicia. Fue entre 1916 y 1820, cuando el puerto de A Coruña, convertido en uno de los vértices del triángulo del tráfico de esclavos de África a América, vivió la edad de oro de la trata, un episodio sobre el que los historiadores pasan de largo y cuyas fuentes públicas han sido borradas para preservar el origen de muchas fortunas
Tenían nombres tan inocentes como Noticioso, La Herculina, La Mariquita o La Mariposa. Y otros más confesionales como Pura y Limpia Concepción, Jesús María y José o San Juan. Los próceres coruñeses bautizaban de ese modo a los bergantines, galeones y fragatas con los que hacían la trata de negros, una actividad sobre la que los historiadores pasan de puntillas o evitan, a pesar de su importancia en el comercio del puerto de A Coruña, que en el primer tercio del siglo XIX se convirtió en uno de los vértices del tráfico triangular con África y América.
Ahora que el cine americano muestra en la película Lincoln, de Spielberg, los esfuerzos de aquel presidente por abolir la esclavitud en su país, y que incluso Tarantino trata a su modo el espinoso asunto en Django desencadenado, es una ocasión para volver sobre un pasado coruñés poco conocido y que dio lugar a las mayores fortunas de la ciudad.
Estos comerciantes formaban parte de una incipiente burguesía que se debatía entre el Antiguo Régimen y el liberalismo. Era la élite de la época, instalada tanto en la esfera de los negocios como de la política.
No había distinción entre absolutistas y constitucionalistas a la hora de enriquecerse, y la trata de esclavos ocupó a unos y a otros, que se afanaron por igual en destinar sus barcos al tráfico de esclavos -mano de obra barata para los ingenios azucareros y otros duros trabajos- cuando el comercio colonial palidecía.
La edad de oro de la trata de negros en Galicia fue entre los años 1816 y 1820 y estuvo dirigida sobre todo por coruñeses. Solo en esos años, se llevaron a cabo al menos 25 expediciones negreras y el número de esclavos transportados a Cuba por armadores gallegos ascendió a 6.854. Este auge negrero fue consecuencia de la abolición de la esclavitud (1808) en Inglaterra, que aprovecharon los armadores españoles para hacerse con los barcos negreros ingleses y sus infraestructuras. Se calcula que en esos años los negreros españoles introdujeron en Cuba unos 111.000 esclavos.
Pero apenas queda hoy información sobre el comercio gallego de esclavos. Solo ha quedado su rastro en los documentos privados de los colegios notariales.
"En Galicia han sido destruidas prácticamente todas las fuentes públicas que podían haber aportado información directa sobre la trata: el encubrimiento social de los descendientes de los negreros les obligaría, con toda probabilidad, a ocultar el origen de sus fortunas", sostiene Luis Alonso Álvarez, catedrático de Historia Económica de las Instituciones de la Universidade da Coruña, autor del libro Comercio colonial y crisis del Antiguo régimen en Galicia, 1778-1818.
Pero ¿quiénes se dedicaban a la trata de negros? Fundamentalmente, armadores, comerciantes dedicados a la exportación de curtidos, vinos y aguardientes, reexportadores y salazoneros de sardina, en su mayor parte venidos desde Cataluña, muchos de los cuales habían llegado a la ciudad atraídos por la liberalización del comercio a finales del siglo XVIII. No solo catalanes; también, vascos, riojanos de Cameros, asturianos y algún valenciano, que vieron en los comercios marítimos con ultramar la posibilidad de hacer fortuna alrededor del puerto coruñés. Una oligarquía profundamente endogámica, en la que todos emparentaban con todos y formaban sociedades mercantiles cruzadas, y en la que no faltaban prestamistas, inversores e importantes propietarios de fincas rústicas y urbanas.
De ese constante tejido de intereses y apellidos aún quedan vestigios y a poco que se escarbe en la genealogía familiar algunos coruñeses se encontrarán con aquellos nombres. De otros nombres solo queda el esplendor pasado reflejado en sus abandonados panteones del cementerio de San Amaro.
Bartolomé de las Casas, José Blanco, Marcial Francisco del Adalid, José Arias, Francisco Romeu, José Mens, Manuel Sierra, José Fullós, Jaime Dalmau, Juan Bautista Larragoiti, Selisis, González del Valle, González Pola, Bartolí, Gurrea, Donato, Salvador Rivera Pecarrere, Antonio Santiago de Llano, Martín de Torres Moreno... Ellos fueron, con Juan Francisco Barrié, algunos de los negreros coruñeses.
Esos hombres, espoleados por la profunda crisis del tráfico colonial tras el establecimiento del comercio directo de los europeos con las colonias españolas en América, vieron en la trata la manera de obtener beneficios y de esquivar los riegos que podía entrañar invertir en industrialización.
Juan Francisco Barrié D' Abadie, de origen francés, llegó a ser el principal negrero. Propietario de una de las fábricas de sombreros más importantes de la época, organizó un total de trece expediciones, una cifra muy por encima de otros comerciantes coruñeses (Casas y Blanco le seguían a gran distancia, con cuatro expediciones cada uno).
Barrié, prohombre liberal, condecorado con la Legión de Honor francesa y Caballero de la Orden de Carlos III, optó por la trata "atendiendo a la situación deplorable en que se halla nuestro comercio y teniendo la noticias de que algunas expediciones dirigidas a la costa de Guinea a efecto de conducir negros a La Habana habían producido decentes resultados" .
Como él, también Romeu, José Ramón Santos o Adalid, entre otros muchos, se refirieron a la crisis del comercio colonial para justificar el tráfico de esclavos, que España se había comprometido con Inglaterra a abolir en 1817 pero quedaría en papel mojado a lo largo de buena parte del siglo y Estados Unidos hizo efectiva en 1865 gracias al tesón de Lincoln para incorporar la prohibición en la XIII enmienda a la constitución.

domingo, febrero 3

Armand de Fluvià: "Muchos reyes descienden de campesinos"

El genealogista y heraldista, que acaba de publicar '¿Quiénes eran mis antepasados? Nuevo manual de Genealogía' y 'Manual de nobiliaria catalana', destaca la importancia de conocer nuestros ascendientes 

¿Qué relación de parentesco tenía el pintor Diego Velázquez con algunos reyes de Europa? ¿Cuándo se formaron los apellidos? Son algunas cuestiones que responde con pasión el prestigioso genealogista y heraldista Armand de Fluvià i Escorsa (Barcelona, 1931), autor de los recientes libros publicados ‘¿Quiénes eran mis antepasados? Nuevo manual de Genealogía’, ‘Manual de nobiliaria catalana’ y ‘Manual de heráldica y técnica del blasón’, editados por la entidad, que fundó y actualmente preside, la Institució Catalana de Genealogia i Heràldica. Armand, licenciado en Derecho por la Universitat de Barcelona y Diplomado en Paleografía y Diplomática en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universitat de Barcelona, nos atiende en su casa, un sitio que respira mucha historia y en un lugar preferente del salón cuelga con orgullo su escudo familiar. A sus 81 años, continúa investigando los linajes de las familias, sobre todo las nobles: “Tengo la gran suerte de que mi trabajo es mi hobby y no me jubilaré nunca”. Armand, Creu de Sant Jordi en el 2000 y Medalla d’Honor de la Ciutat de Barcelona en el 2008, ha acabado una de las grandes obras de genealogía sobre la nobleza catalana, con unos 4.000 árboles genealógicos, pero está pendiente de que alguien se interese para que pueda salir a la luz.
-¿Cómo surgió su interés por la genealogía?
- En el bachillerato, cuando se estudiaba la historia por las listas de los reyes. Tenía una relación de los 18 reyes Luises de Francia, y todo empezó en saber el parentesco de cada uno.
-¿Cuál es su árbol genealógico?
-  Lo sigo buscando pero tengo un gran problema. Uno de mis antepasados era de Granollers y durante la Guerra Civil se quemó el archivo parroquial, el registro civil, el archivo notarial y el archivo de la propiedad. Se quemó casi todo.
-¿Hasta dónde ha podido llegar?
- He podido saber cuándo se formó mi apellido. En un documento de 1040 aparece un ascendiente mío llamado Bernardus Bernardi y unos años más tarde, en 1075, aparece como Bernardus Bernardi de Fluviano por lo que el apellido ya se había formado. A finales del siglo XII o principios del siglo XIII es cuando ya se han formado los apellidos de Catalunya. Pero no son importantes sólo los apellidos sino también el significado de los nombres. Mi nombre es de origen germánico y significa ‘hombre fuerte’.
- ¿Qué es lo que más le apasiona de la genealogía?
- Cuando estoy en un archivo parroquial buscando mis antepasados y encuentro uno tengo la sensación de que me lo agradece, es como si lo resucitara porque en cierta manera lo devuelvo a la realidad. La genealogía también es un trabajo de detective.
- ¿La genealogía da muchas sorpresas?
- La genealogía puede aportar muchas soluciones a un buen número de hechos históricos pero también tiene un interés en la historia social. Hay campesinos descendientes de reyes y, al revés, muchos reyes descienden de campesinos. Por ejemplo, los reyes de Rumanía y de Bélgica descienden de un campesino occitano, Pierre Murat, que fue padre de Joaquín Murat, mariscal de Napoleón y rey de Nápoles. La reina de Inglaterra, la de Dinamarca, el rey de Suecia  y los reyes de Grecia descienden de una campesina, Marta Skavronska, que fue emperatriz de Rusia con el nombre de Catalina I.
- Interesante…
-Los Càrcer, la familia materna del penúltimo marqués de Castellbell, que se pensaba que eran feudales, descienden de un zapatero que en el siglo XVI vivía en Vic. Los Sarriera, que hoy son una de las familias más importantes de la nobleza catalana, descienden de un médico de Girona que hizo fortuna en el siglo XIV por ser médico del rey. Y otro caso inverso, lo tenemos en el gran pintor Velázquez que es ascendiente de reyes de Europa, entre los que está la reina Sofía de España.
-¿La genealogía nunca falla?
-Yo me propuse hacer de la genealogía una disciplina seria y científica. Muchos genealogistas han falsificado para halagar a sus clientes. La genealogía es muy importante como ciencia auxiliar de la historia.
- ¿Qué tipo de genealogías se han falsificado?
- A finales del siglo XIX, la Península ibérica está llena de falsificaciones de genealogías principalmente para ingresar en las órdenes militares y caballerescas donde hacía falta probar nobleza. Por ejemplo, el primer marqués de Casa Riera, un antepasado de la reina Fabiola de Bélgica, que era hijo de un galonero convirtió su segundo apellido Rosés en Rozes y lo hizo descender de unos hidalgos austriacos. O los Bofarull, de Reus, que para rehabilitar la baronía de Ribelles consiguieron entroncarse con los Ponç de Ribelles a base de informes ‘ad perpetuam rei memoriam’, una manera de conseguir nobleza.
- ¿Conoce más casos?
- También se decía que los Montcada descendían de los duques de Baviera, los Cardona de Carlomagno, los Oms del rey de los visigodos Ataúlfo o los Rocabertí de la dinastía merovingia. Y esto no era así. Cuánto más importante era la familia a la que le hacían la genealogía, más ilustres y más antiguos hacían  los antepasados. En la edad media hubo una inflación de falsas genealogías y esto ha desprestigiado la genealogía.
- ¿Qué árboles genealógicos de familias le gustaría investigar?
- Hay una gran cantidad de condesas de Ribagorça, de Pallars, de Besalú o de Barcelona de las que sólo sabemos el nombre. Esta búsqueda se tiene que intensificar y promocionar. También sería interesante conocer las genealogías de personajes importantes como Bernat Metge, Francesc Eiximenis, el cronista Muntaner o el pintor Jaume Huguet. Las familias son muy importantes también desde el punto de vista social. La realidad es, que a diferencia de otros países europeos, en el campo de la investigación nos queda mucho por hacer.
- Usted también en sus investigaciones desmonta el mito de la sangre intacta, ¿no?
- La genealogía es la mejor manera de ver que las razas puras no existen. Si nos adentrásemos en las tablas de los ascendentes de los príncipes de Europa, encontraríamos personajes de todas las razas. Y si pasamos a la alta nobleza española tenemos que, por ejemplo, los actuales condes de Churruca, el duque de Veragua, el conde de Fuenrubia y el  marqués de Cerralbo son descendientes de Moctezuma II, emperador azteca de México.
- ¡Menuda mezcla!
- Si todos descendemos de antepasados comunes, todos somos parientes, en uno u otro grado más o menos lejano. Rudolf Hess, el nazi muerto en la prisión de Spandau, era descendiente de Zwingli, el reformador suizo de la época de Lutero. Pues bien, por ser descendiente suyo resulta que era primo lejano de un judío norteamericano apellidado Kassowitz y, por tanto, también era pariente de judíos.
-¿Cómo ve el momento actual de la genealogía?
- Vive un momento dulce desde hace ya un cierto tiempo porque gracias a las instituciones que hemos creado la gente se está aficionando. Ahora cuando voy a un archivo también encuentro muchas personas buscando genealogías, algo que antes no sucedía. También estamos haciendo cursos de genealogía y heráldica con Òmnium Cultural y realizando conferencias en el Ateneu Barcelonès.
- ¿Qué le parece la nueva ley del Registro Civil que los padres puedan escoger el orden de los apellidos?
- ¡Me parece una barbaridad!  Hasta ahora había una seguridad fantástica de que todos los antepasados de la primera línea son hombres y los otros apellidos los ha llevado una mujer. Esto conllevará a que si todos cambian sus apellidos de aquí a 50 años nadie sabrá quiénes eran los bisabuelos. Si querían hacerlo de una manera más feminista podrían haber hecho lo de Portugal, el primer apellido es el de la madre y el segundo el del padre, que es el que siempre se perpetua.
- Usted también ha publicado varios libros sobre heráldica y ha escrito sobre el escudo de Catalunya. ¿Cómo está esta cuestión?
- Lo del escudo de Catalunya es un escándalo. Catalunya tiene el escudo más antiguo de Europa y, evidentemente, de la península, pero Catalunya es el único país del mundo y la única autonomía del estado español que no tiene escudo. No tenemos escudo.
-¿Por qué?
- Como asesor de heráldica de Catalunya cuando se discutía el Estatut en el Parlament envié la descripción correcta del escudo y la bandera de Catalunya a todos los grupos parlamentarios y al presidente del Parlament. No me hicieron caso y resulta que los símbolos nacionales de Catalunya, tal como recoge el Estatut, son ‘la bandera, el himno y la fiesta’.
-¿Cómo tendría que ser el escudo de Catalunya?
- Es un escudo de oro con cuatro palos de gules. Es el escudo que era de los Condes de Barcelona, de la dinastía del Casal de Barcelona, y lo tenían desde 1150, es un escudo de Ramón Berenguer IV, el más antiguo que se conoce.
- ¿La genealogía no se entiende sin la heráldica?
- No necesariamente, pero todas las familias nobles tienen escudo. También hay que recordar que no hay escudos de apellidos sino de familias, que son cuestiones diferentes. Y no todas las familias tienen escudo.
- Un tema también controvertido es el de la heráldica en el ámbito deportivo. ¿Los clubs suelen respetar la heráldica?
- Es un desastre. El escudo del Barça, como muchos otros, heráldicamente no es correcto.
-¿Por qué motivo?
- La primera ley de la heráldica es la de los esmaltes, es decir, la de las coloraciones. El escudo del Barça tiene unos palos azules y rojos, y la primera regla es que no se puede poner metal sobre metal ni color sobre color. Si ves el escudo del Barça de lejos no distingues los colores que son porque el azul y el rojo se diluyen. Precisamente, la heráldica surgió en los campos de batalla para poder diferenciar enseguida al enemigo de los tuyos y, por eso, llevaban las señales en los escudos.
- Recientemente también ha publicado el ‘Manual de nobiliaria catalana’. ¿Se suele conocer las familias nobles de Catalunya?
- También hay mucho desconocimiento. Un día un funcionario de la Generalitat me preguntó sorprendido si todavía existían los títulos nobiliarios. También hay familias nobles que nunca han tenido títulos. Tenían privilegios nobiliarios, ya fueran de ciudadano honrado de Barcelona, de caballero de principado de Catalunya o de noble de principado de Catalunya.
- ¿Cuántas familias nobles catalanas hay?
- De forma general, en Catalunya hay poca nobleza en comparación, por ejemplo, con Castilla. Publiqué un artículo en mi página sobre un censo aproximado de familias residentes o no en Catalunya que actualmente pertenecen a la nobleza catalana y había entre 200 o 300 familias.
-¿Qué proyectos tiene ahora entre manos?
- Recientemente hemos creado un programa informático desde la Institució Catalana de Genealogia i Heràldica de todas las casas soberanas del mundo. La base de datos tiene más de 62.000 personas registradas con las genealogías desde los faraones de Egipto, los Incas y Aztecas hasta los emperadores de China, de Japón, las dinastías musulmanas o los reyes de Madagascar. Por ejemplo, puedes conocer la relación de Gengis Kan, el fundador del imperio mongol, con el actual Rey de España, Juan Carlos I. También tengo unos 4.000 árboles genealógicos de familias de la nobleza catalana esperando que una editorial los publique.
-¿Y por qué no se han publicado?
- Si estuviéramos en Aragón, Valencia, Navarra o Galicia ya se habrían publicado. Es una obra de cinco volúmenes de cuadros genealógicos. El primero se centra en las casas condales y vizcondales de la época carolingia, el segundo en las familias de la nobleza inmemorial.
-¿Inmemorial?
-  Son aquellas familias que ya eran nobles antes de 1311, fecha de la primera concesión de un privilegio nobiliario por parte de un soberano catalán. Los dos siguientes volúmenes tratan de la nobleza rural y la del patriciado urbano. En el último, que se publicaría el primero, me centro sobre la abolición de la nobleza como estamento social público y oficial.
-¿Qué significa ser noble en el siglo XXI?
- Nada, no significa nada. Es puramente honorífico, un recuerdo de los antepasados y, por eso, creo que los nobles tienen que ser unos descendientes que siempre honoren a sus antepasados. Los nobles tienen que llevar una vida digna y ser siempre ejemplares.
- ¿Conociendo a nuestros antepasados nos conocemos mejor?
- Exacto. Gracias a nuestros antepasados estamos aquí y les debemos un cierto reconocimiento. Oscar Wilde, en ‘La importancia de llamarse Ernesto’, nos dice cómo se extraña lady Bracknell porque el señor Worthing no sabía el nombre de sus padres y decía que olvidar el nombre de uno de los padres podría ser considerado una desgracia, pero olvidar el de todos era un descuido.
- ¿Esto va cambiando?
- Afortunadamente sí, pero es una pena que la mayoría de la gente no sepa el segundo apellido de los abuelos. Tenemos que procurar saber todos nuestros orígenes. Además, la genealogía es una ciencia auxiliar de la medicina y de la genética. Es evidente que hay enfermedades genéticas y conviene saberlo. Por ejemplo, yo sé de qué murieron mis ocho bisabuelos, mis cuatro abuelos y mis dos padres. La genealogía es importante.