sábado, junio 22

El diario de un soldado muerto llega a su novia 70 años después

El joven estadounidense murió en 1944. La mujer encontró sus manuscritos en un museo
De puño y letra. El diario del soldado Jones y su declaración de amor a Laurie, quien lo encontró, a sus 90 años.

Nueva ORLEANS. AP - 28/05/13
Antes de que el cabo Thomas “Cotton” Jones fuera muerto por un francotirador japonés en el Pacífico central en 1944, escribió lo que llamó su “última voluntad” a quien encontrara su diario: que por favor se lo dieran a Laurie Mae Davis, la chica a la que amaba. Davis sí llegó a leer el diario, pero lo hizo hace un mes, casi 70 años después, cuando lo vio exhibido en una vitrina del Museo Nacional de la Segunda Guerra Mundial.
“No tenía ni idea de que hubiera un diario allí”, dijo la mujer de Mooresville, Indiana, que hoy tiene 90 años. Ella contó que al leer su nombre en una de las hojas los ojos se le llenaron de lágrimas .
Laurie Mae Davis Burlingame, quien se casó con un miembro del Cuerpo Aéreo del Ejército en 1945, fue al museo de Nueva Orleans el 24 de abril para ver si había alguna foto del joven infante de Marina que había sido su enamorado en la secundaria.
“Pensé que me gustaría ver imágenes de él y de los compañeros con los que había servido y artículos sobre los lugares donde él estuvo durante la guerra”, dijo. Pero en esa búsqueda, se sorprendió al encontrar el diario del joven que entonces tenía 22 años, y que solía manejar una ametralladora.
Al ver la emoción de la mujer, el curador de la muestra, Eric Rivet, le permitió echarle un vistazo al diario, utilizando guantes blancos para proteger los viejos papeles de la grasa de la piel.
Fue la primera vez en sus 17 años de trabajo en el museo que alguien encontró “una mención sobre sí mismo en uno de los objetos exhibidos en el museo”, contó Rivet a los periodistas.
El diario fue un regalo de la joven Davis a Jones. Se conocieron en la generación de 1941 en la secundaria Winslow. “El era jugador de baloncesto y yo porrista”, recordó la mujer. Y agregó que Jones le había dado su anillo de graduación, aunque no estaban comprometidos para casarse. Habían salido juntos durante la secundaria y asistieron como pareja al baile de graduación.
Jones escribió sus primeras líneas en el diario cuando era soldado raso en Camp Elliott, San Diego, menos de un año antes de morir. Allí decía: “ La historia de mi vida en mi paso por el Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos. Y sobre todo mi amor por Laurie Mae, de la cual mi corazón está completamente lleno. Así que si tienen la oportunidad, por favor devuélvanselo a mi amada. Escribo esto como mi última voluntad”.
Jones murió el 17 de septiembre de 1944 como consecuencia de una bala disparada por un francotirador que le atravesó la frente en el tercer día del asalto de EE.UU. a Peleliu, una isla del archipiélago de Palaos en el Pacífico. Una foto de la joven Laurie cubre casi toda la contraportada del diario. La imagen es en blanco y negro, pero el fotógrafo pintó sus mejillas de color rosa y sus labios de rojo oscuro. Ella se lo había dedicado: “ Con amor, Laurie ”.

viernes, junio 21

El genealogista y sus manuscritos

En una serie de lecciones que se publican por primera vez en castellano, Michel Foucault vuelve a los presocráticos y opone al modelo aristotélico una suerte de historia de la verdad nietzscheana.

El interés de Michel Foucault por los griegos de Nietzsche y su distanciamiento de los griegos y el Nietzsche de Heidegger lo llevan a la Grecia presocrática. Así, entre los siglos VII y V a. C., encuentra el terreno propicio para preguntarse cómo el saber se desplazó hasta verse capturado en la exigencia de lo verdadero, es decir, en qué medida la "voluntad de verdad", la voluntad de dividir la existencia según el binomio verdadero/falso, conmina a los hombres, en sus discursos tanto como en sus prácticas, a cegarse respecto de las violencias que actúan a pesar de ellos mismos desde una voluntad afirmativa -voluntad de poder- tan repetida como capturada en dispositivos históricos de dominio.
En sus indagaciones sobre la formación de la verdad como eje de todo discurso filosófico y del sujeto de conocimiento como producto de la simple curiosidad ingenua de los mortales, denuncia la operación aristotélica que protege el conocimiento "de la exterioridad y la violencia del deseo". El temblor propio de la relación violenta y posiblemente oscura con los otros y con las cosas se transforma, entonces, en una tenue estridencia interna en el esquema cerrado del sujeto y el objeto, la complacencia del conocimiento y la verdad. Foucault va a cuestionar y desarmar el anudamiento aristotélico entre sensación y conocimiento, ya que no hay percepción primera ni conocimiento neutro. La sensación empírica está tan construida como el conocimiento que, lejos de representar un grado superior respecto de una supuesta existencia primitiva, es un invento como tantas otras cosas, una cosa como tantos otros inventos... El conocimiento, como la verdad, emerge de un campo de tensiones donde instinto, lucha, duda y otras violencias cumplen un rol fundamental.
Va de la victoria parcial de los campesinos y artesanos de Corinto y Atenas a la efervescencia de los cultos dionisíacos, de la verdad como desafío y constatación en la Grecia arcaica al "Saber de Edipo" y la conformación de una verdad jurídico-política que se enmascara en el desinterés. Foucault apunta a ese mismo poder que suele organizar los discursos históricos tradicionales, basados en una suerte de historia evolutiva de las técnicas y el derecho y una historia sucesiva de las autoridades. "Sucede que frente a la regla que es patrimonio de los poderosos y que éstos ocultan, imponen desde afuera [...], el ritual levanta un sistema de regularidades accesibles a todos, que cada uno puede aplicar a sí mismo, pasibles de un control autónomo..." ¿Eran tales los caratulados como primitivos? ¿A quién sirvió y cómo funcionó la verdad en el pasaje de los desafíos personales entre rivales a la mediación judicial y la incorporación del testigo? ¿Quiénes y cómo se beneficiaron con el advenimiento de parámetros supuestamente anónimos y asépticos? Sólo ciertos hechos conciernen a la verdad y ciertos personajes se erigen en portadores legítimos, y en esos regímenes de verdad algunos asumen posiciones dominantes y otros tienen que rebuscárselas entre el asecho resentido -los que no descansarán hasta lograr ocupar los lugares de quienes los someten- y la potencia de configuraciones menores -trayectorias individuales, colectivos inesperados, redes de afinidades electivas, etc.- más allá de lo verdadero y lo falso, más allá del bien y del mal. En ese sentido, intuimos la conexión entre la mirada genealógica como acto de erudición y la militancia política como invención de formas de vida capaces de exponer la propia génesis (en contraposición al ocultamiento estructural de toda dominación) en su acto de constitución.
La lección sobre Nietzsche surge paralelamente a la publicación de Nietzsche, la genealogía, la historia , como conclusión de un homenaje a Jean Hyppolite. Desde ahí se construye la posición de Foucault, enfrentando una suerte de historia de la verdad nietzscheana al modelo de voluntad de saber aristotélico. Define a la verdad como constructo histórico y no se "apoya" en una verdad finalmente verdadera. Explicita la genealogía como método. De la voluntad de poder a la voluntad de saber media el oficio del genealogista, ese agitador de la historia ilusoriamente neutral y desapasionada. Descubre instinto, crueldad, violencia, pasión. La genealogía es una destreza antes que una ciencia. Por un lado, desactiva la violencia de los prejuicios reunidos apaciblemente con la ideología del conocimiento bondadoso. Por otro, hace aparecer las discontinuidades que nos atraviesan y marcan las Historias con sus saltos, descomposiciones y creaciones. Ahí donde veíamos evolución, el arqueólogo analiza capas superpuestas; justo donde imaginábamos una ideología triunfante, el historiador concreto observa ansias de dominación. El punto en que la esencia nos tranquiliza representa para el genealogista lo más bajo y abstracto al mismo tiempo.
Su problema no es la identidad anudada al valor universal que fuera, sino las singularidades emergentes que, como acontecimientos, traman las condiciones de posibilidad de las construcciones que nos representamos ya unificadas y dotadas de una esencia. No hay leyes del mundo sino caos, no hay razones identificables sino azar encarnado. La genealogía es una experiencia de la diferencia (vale destacar su gran afinidad con Diferencia y repetición de Gilles Deleuze). Pero diferencia no es un nombre posmoderno para el origen, sino un concepto moderno y subversivo para designar la imposibilidad del origen, la tragedia de comenzar siempre en medio de ordenamientos materiales ya dispuestos y sin embargo deberse a sus fisuras.
Paciente pescador capaz de detectar vibraciones mínimas, cuerpo sereno en su pasión por encontrarse frente a frente con las fuerzas que dan forma a todo lo que consideramos verdadero o aceptable, Foucault se arrancó los ojos de la verdad para dar lugar a otro modo de sentir; con lupas en los poros se volvió historiador genealogista y preparó desde su corporalidad lúcida una ética singular más que individual y colectiva más que universal.

 Por   | Para LA NACION

 6 junio 2013






























miércoles, junio 19

Jornada de Historia y de Genealogía

ALC CONGRESO FRONTERA1 CopiarEl 8 de junio, se celebro en Valdepeñas de Jaén, una jornada de Geneología e Historia, en la que colaboraron los Ayuntamientos de Alcalá la Real y Valdepeñas y estuvo organizada por la Asociación Cultural Molina Alto de Santa Ana.
José Ignacio Ruiz hablo de ‘Sociedad y Economía en tiempo de Carlos V.
Francisco Toro compartio una ‘Semblanza de Enrique Toral y Peñarroya.
Y hubo una visita a los archivos históricos de la ciudad y una serie de lecturas y de comunicaciones.


Sábado, 25 de Mayo de 2013 09:22 Santiago Campo


domingo, junio 16

El Archivo General Militar muestra los fondos que atesora en el Alcázar

El Archivo General Militar muestra los fondos que atesora en el Alcázar
El coronel Emilio Montero y la historiadora Mar González presentan la exposición.
Los documentos más antiguos son circulares de 1598, pero la mayoría son posteriores al comienzo del siglo XVIII . Algunos no han vuelto a ser abiertos desde que se depositaron en las estanterías, pero otros están vivos, son rescatados por los estudiosos en sus investigaciones sobre las vivencias o las obras de muchos de los personajes cuya memoria documental se guarda en alguna de las secciones, en los tres millones y medio de hojas de servicios de los españoles que han pasado por el Ejército, entre ellas las de celebridades como los generales Primo de Rivera y Prim o el científico Santiago Ramón y Cajal. Conservar este «tesoro documental» y también difundir su existencia son tareas del equipo de 28 personas que dirige el coronel Emilio Montero.
Las actividades organizadas con motivo del Día Internacional de los Archivos tienen precisamente el objetivo de que el centro documental del Alcázar sea más conocido por la sociedad en general, y por la segoviana en particular pues serán «una oportunidad para descubrir o aprender más del Archivo», explicó este martes el coronel Montero.
El Archivo General Militar de Segovia atesora la enorme memoria histórica cuya custodia le fue encomendada en 1898; es el archivo histórico más antiguo de las Fuerzas Armadas españolas y ocupa 17 salas en el Alcázar y otras cuatro en la Casa de la Química, entre las que están distribuidos los 75.000 legajos a lo largo de casi 16 kilómetros de estanterías. Cada año, más de 500 investigadores trabajan con los fondos documentales en las mismas salas del Archivo, y otros 5.000 (españoles y extranjeros) lo hacen por correspondencia a través de los fondos informatizados y digitalizados.
A propuesta de la dirección del Archivo, el Instituto de Historia y Cultura Militar del Ejército de Tierra ha decidido abrir el centro documental del Alcázar a la sociedad para, entre otros fines, sensibilizar a los ciudadanos sobre la necesidad y la importancia de conservar para las próximas generaciones esta riqueza patrimonial, que es muy rica en muchos diversos aspectos.
Además de los legajos sobre las hojas de servicios del personal de las Fuerzas Armadas, el Archivo contiene expedientes de las distintas unidades de los ejércitos, de pensiones y retiros, condecoraciones, testamentaría, fondos judiciales, circulares y planos, tratados de paz, etcétera. Pero también hay proyectos de edificaciones militares e incluso de construcciones del ámbito civil, pues muchos ingenieros del Ejército proyectaron puentes, ferrocarriles, carreteras, plazas de toros, torres de iglesias o edificios que después fueron hospitales, universidades o ayuntamientos y, por supuesto, el proyecto de restauración del Alcázar tras el incendio.
Digitalización
En esta riqueza documental bucean los investigadores para realizar tesis y estudios de los más diversos ámbitos, y también para reclamar herencias o derechos y para formalizar expedientes de nacionalidad, como muchos descendientes de militares españoles destinados en América para acreditar su genealogía.
Los estudiosos cuentan con el trabajo que realiza el personal del Archivo para informatizar y digitalizar los fondos, una tarea «grande y costosa», explicó el coronel Emilio Montero, centrada en pasar a soporte digital los legajos que corresponden a los personajes más célebres o los más solicitados, los relacionados con algún acontecimiento o centenario que vaya a conmemorarse y también los que sea necesario por el estado de conservación de los documentos. «En 2014 se celebran los 250 años de la Academia de Artillería, y ya sabemos que se van a pedir los expedientes de personajes vinculados a la Academia», señaló. 

Programa y eventos
Dos conferencias, una exposición temática y un ciclo de visitas guiadas en las que podrán participar alrededor de 200 personas conforman el programa de actividades con el que Archivo General Militar presenta su contenido y el trabajo diario que realiza. Están articuladas en torno a cuatro eventos que han sido noticiables en los últimos doce meses: la concesión en junio de 2012 de la Cruz Laureada de San Fernando al Regimiento de Cazadores Alcántara por su heroica actuación en la retirada de Annual; las relaciones del teniente de Artillería Gregorio del Campo, novio de la escritora María Zambrano durante su estancia en Segovia y partícipe de la pacificación del Protectorado español de Marruecos; la exhumación de los restos del general Juan Prim y Prats y la causa de su muerte, y la batalla de San Marcial que liberó San Sebastián de las tropas francesas el 31 de agosto de 1813, cuyo bicentenario se celebra este año.
La primera conferencia la pronunciará este miércoles Alfonso Ceballos-Escalera, cronista de Castilla y León, y versará sobre la Real Orden de San Fernando y la concesión de la cruz laureada a la luz de los fondos del Archivo; la segunda contará el jueves con el historiador Emilio de Diego García y tratará sobre el general Prim. La exposición temática reúne documentos históricos relacionados con los cuatro eventos en las vitrinas de una de las salas del Archivo.
El Regimiento Alcántara, el general Prim y el novio de María Zambrano
La concesión de la última Cruz Laureada de la Orden de San Fernando es el mejor ejemplo de la utilidad de los fondos documentales del Archivo General Militar de Segovia. El expediente que se inició después de la retirada de Annual en 1921 estuvo «dormido» desde 1934. Los héroes del famoso episodio de la Guerra del Rif (1911-1927) no vieron reconocido su comportamiento ejemplar hasta junio de 2012, cuando el Rey Don Juan Carlos impuso la condecoración colectiva al Regimiento de Cazadores de Caballería Alcántara. El expediente pudo ser cerrado porque en el Archivo General Militar del Alcázar se custodia el juicio contradictorio de los hechos históricos, las sucesivas cargas contra los rifeños para proteger la retirada de las demás fuerzas: hubo 551 bajas entre los 717 hombres del regimiento.
En la exposición también se muestran muchos documentos relacionados con el general Prim y Prats, su hoja de servicios, sus condecoraciones o los telegramas de la época que dan la versión oficial de su muerte tras el atentado de la calle del Turco, la septicemia causada por la infección de la herida del disparo.
De plena actualidad son también los documentos del teniente Gregorio del Campo, que participó también en las campañas de Marruecos y mantuvo relaciones cuando fue cadete en la Academia de Artillería con María Zambrano, como atestigua la correspondencia que acaba de publicarse.